sábado, 12 de enero de 2013

Jazz: entrevista con Adrián Iaies

Adrián Iaies, en busca de las melodías perfectas

Diario La Nación, Sección Espectáculos, 27 de mayo de 2011


"El solo piano es algo que te enseña mucho de vos mismo." No lo dice ningún manual de autoayuda sino el pianista Adrián Iaies, al explicar una de las claves de ¿Cuándo la lluvia dejó de ser sagrada? , su nuevo CD, doble y en vivo, que presentará hoy, mañana y pasado mañana, a las 21, en el café Vinilo.
Esta "especie de situación de permanente autoconocimiento", como él define, le permite conocerse a sí mismo, pero también permitirá a los oyentes descubrir que el heterogéneo repertorio del CD lleva una homogénea marca Iaies en el orillo, un inconfundible estilo propio en el que se unen la improvisación con las mejores tradiciones del país en ese difícil arte de tocar el piano y lograr salir del pelotón de la medianía.
¿Cuándo la lluvia dejó de ser sagrada? , su segundo disco en solo piano, presenta a un Iaies recargado, concentrado en sacar partido hasta de cada silencio, en lograr que los temas más escuchados parezcan estrenos y que sirvan de disparadores de ideas que conforman una aventura desafiante.
Iaies, un confeso adicto al trabajo, se apresta a presentar en vivo este álbum sin restarle energía a múltiples proyectos ni a su tarea como director del Festival de Jazz de Buenos Aires: grabará en abril la segunda parte de su caja triple, con cuartetos, quintetos y sextetos; en septiembre o octubre, un nuevo CD con el contrabajista Ezequiel Dutil y el baterista Pepi Taveira, y planea editar otras grabaciones en piano solo que fueron producto del incandescente estado creativo de sus últimos conciertos en Vinilo.
-¿Por qué en vivo y solo piano?
-En enero yo estaba estudiando piano luego de que terminó el Festival de Jazz de Buenos Aires, una tarea muy compleja. No salí de mi casa por 20 días y lo único que hacía era tocar el piano. Y un día me llama "Cheche" (Ezequiel Ordóñez, el dueño de Vinilo) y me ofrece tocar porque tenía dos domingos libres. Cuando le respondí se me había ocurrido la misma idea que tenía él: hacer un disco en vivo.
-¿Qué te aporta el formato del solo piano? ¿Cuál es el desafío?
-El solo piano te enseña mucho de vos mismo. Es como una especie de situación de permanente autoconocimiento. Sobre todo, en vivo. Si vos tenés una noción de cómo sonaba algo que estudiaste, permite ver qué termina pasando con eso en vivo. Cómo algo que incluso puede ser un "pifie" se puede convertir en una oportunidad de llevar el tema a otro lado. El solo piano me muestra más cosas de mí mismo que ningún otro formato. Es obvio: estás solito con el instrumento.
-Hay artistas, como Keith Jarrett, que se alteran hasta por el más mínimo ruido del público, pero hay otros que parecen sentirse estimulados mientras la gente toma algo o come. Vos parecés entrar en esta segunda categoría. ¿Es así?
-Sí, tiene que ver con el recuerdo que uno tiene de ciertos discos grabados en clubes. Todas esas sesiones en el Village Vanguard, por ejemplo. El jazz es una música que se disfruta más cuando hay un ambiente distendido. Los teatros son para la música clásica. Sucede con Jarrett: su única grabación en un boliche, en Blue Note, tiene una energía distinta a la de sus discos en los teatros. En mi caso, no me desconcentro fácil, puede haber ruidos, pero lo disfruto. Es una situación más sexy en el verdadero sentido de la palabra: está la gente, toman algo, se relajan. La gente está menos vigilante y uno mismo está menos vigilante.
-Un punto fuerte de este álbum es el equilibrio del repertorio. ¿Cómo armás un compendio tan representativo de tu carrera?
-Los discos tienen que tener homogeneidad, no me gustan los que son un collage. El hilo conductor es el repertorio. Con el tiempo me ha preocupado que el eje sea mi forma de encararlo, algo así como tener un sonido propio. Que el que escucha un tema de Divididos o de Cobián sienta que el que está tocando es el mismo. ¿Qué hay en común entre Vengo del placard de otro Nostalgias ? Son melodías perfectas. Siempre uso una analogía: a una mina linda le bastan unos jeans, una remera y unas zapatillas, nada más. Encontrar una canción perfecta es encontrar esas chicas que lo único que necesitan es un jean, una remera y unas zapatillas.

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