domingo, 13 de enero de 2013

Rock: crítica del show de Santana

El hechicero en su mejor forma

Diario La Nación, Suplemento Espectáculos, 11 de marzo de 2006

Carlos Santana se reconcilió en sus últimos tres discos con la industria discográfica, al permitirle ganar millones de dólares con sus millones de discos vendidos, pero en el recital de anteanoche, en el Campo de Polo, se reconcilió con su identidad.
Casi ni una concesión estricta a la lógica del mercado tuvo el vibrante recital, de casi dos horas y media, que brindó ante unas 12.000 personas. Apenas podría enrolarse en ese rubro la intervención de Alejandro Lerner en "Hoy es adiós", pero más como un gesto de amistad hacia el país al que visitaba por tercera vez en sus 37 años de carrera. El resto fue una lección de cómo un mito de 59 años puede sacudir un gastadísimo rótulo de rock latino hasta conseguir que vuelva a renovarle la patente de leyenda.
Contra los pronósticos de quienes pensaban que escucharían a un pasteurizado Santana que se limitaría a recrear sus últimos hits, el hechicero de dedos endemoniados y discurso esotérico no tocó ni un solo tema de su nuevo CD, "All That I Am"; apenas cinco de su hiperexitoso "Supernatural" (con el que ganó Grammy hasta cansarse) y tres de "Shamán"; es decir, eligió menos de la mitad de su repertorio de su trilogía más vendedora pero con menos personalidad.
Al comienzo hizo "Sacrificio Soul", el mismo clásico de su álbum debut, de 1969, la misma canción que deslumbró a los hippies (y no hippies) de Woodstock, marcó el indicio de que un Santana en su mejor forma (y acompañado con una de sus mejores bandas) se internaba en los inicios de su propia historia para redescubrirse.
Así, desfilaron canciones que hacía muchos años que no tocaba en vivo, como el combo que forman el afro contagioso de "Batuka" y la electrizante "Nadie de quien depender", el mismo comienzo de "Santana III" (en Estados Unidos acaba de aparecer una edición especial de este disco, doble, con tracks inéditos, a 35 años de su lanzamiento). O el vértigo serpenteante de "Jingo" y una gran versión de "Evil Ways" (enganchada con "A Love Supreme", de John Coltrane), también del primer disco. No faltaron, por suerte, los archiclásicos del repertorio santanesco "Black Magic Woman/Gypsy Queen" y "Oye cómo va", precedidas por otro tema de "Abraxas": nada menos que "Samba pa´ti".
A esa altura de la noche, aun sin conocer la historia de Santana, cualquiera podía darse cuenta de que el que estaba sobre el escenario, con su clásico gorrito de lana y su camisa llena de brillos, colores y rostros de Bob Marley, era realmente un héroe de la guitarra.
Fue extraña la composición del auditorio. Las entradas eran caras, pero aun así hubo pocos claros en los distintos sectores del Campo de Polo (con una organización algo intrincada aunque bastante eficaz). Quinceañeros que habrán conocido a Santana por el video de "The Game of Love", el hit pop de "Shamán", se entremezclaban con fanáticos que aullaban con cada viejo acorde. El ritmo que proponía la música tardó demasiado en contagiarse entre la gente. Hasta tal punto que el propio guitarrista ironizó: "Se ve que están cansados porque los veo sentados".
La mayor electricidad en el ambiente la provocó un puñado de hits de "Supernatural", como "Smooth", "Corazón espinado" y "(Da Le) Yaleo". Y hasta hubos pasajes jazzeados con "Venus: Upper Egypt", de Pharoah Sanders, que confirmaron de dónde habían salido músicos como el tecladista Chester Thompson, el bajista Benny Rietveld y, sobre todo, ese increíble Hulk de los parches que es el baterista Dennis Chambers (cuyo prolongado e hipnótico solo hizo vibrar al barrio). Karl Perazzo y Raul Rekow, por su parte, se transformaron en una implacable maquinaria percusiva.
También hubo más homenajes. Además de hacerlo con Coltrane y con Sanders, Santana recreó "Purple Haze", de Jimi Hendrix, y brindó un tributo a Marley con una efervescente "Exodus", con tramos de "Get Up, Stand Up". Poco antes del final, la euforia llegó a la gente. Nadie terminó sentado en este recital antológico, en el que Santana fue un veterano hechicero que practicó el viejo truco de mirar hacia atrás para ir hacia adelante. O de fijarse más en sus orígenes y menos en los rankings de hits. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario