domingo, 13 de enero de 2013

Discos: una grabación legendaria de Miles Davis

La metamorfosis de Miles

Diario La Nación, Suplemento Espectáculos, 10 de octubre de 2010

El era nada menos que Miles Davis, pero se sentía atrapado sin salida. "Yo quería cambiar de rumbo, tenía que cambiar de rumbo, pero sólo para continuar amando lo que tocaba y creyendo en ello", pensaba en aquel efervescente 1969, tal como recordó mucho después en su autobiografía.
Hace 41 años, el trompetista negro más talentoso (y, acaso, el único que podía garantizar conciertos taquilleros y muchos discos vendidos) descubrió que los viejos jazzeros lo miraban de reojo, que los jóvenes estaban más entusiasmados con el rock, que ya no vendía tantas entradas para sus shows y, para colmo, que su sello discográfico, Columbia, amenazaba con equipararlo a los artistas de música clásica, lo que equivalía a retacearle difusión y dinero. 
¿Qué podía hacer? Y lo que hizo fue Bitches Brew , uno de los 500 discos más importantes de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone , una genialidad que está cumpliendo 40 años (se lanzó originalmente en abril de 1970) y que justifica una edición especial (con tres CD, un DVD y dos vinilos, un libro y memorabilia) que Sony importó de los Estados Unidos y que ya se consigue aquí a un precio más que razonable: unos 350 pesos.
La genialidad de Bitches Brew consistió en romper lo establecido, electrificar el sonido con una concepción "hendrixiana", diluir las fronteras de la melodía seguida por los solos, machacar en los ritmos y en los climas, llevar la improvisación al paroxismo. Fue la piedra fundamental del jazz rock.
"Les dije a los músicos que podían tocar lo que quisieran, pero que yo debía tomar lo que hiciesen como un acorde -recordó Miles en su autobiografía-. Ellos sabían lo que podían hacer, y eso fue lo que hicieron. Descompusieron el acorde, con lo cual sonó lleno de riqueza. (?) Les dije aquello en los ensayos y luego les entregué los bocetos musicales que ninguno de ellos había visto. (?) Así, cuando empezamos a tocar, yo actuaba como un director de orquesta y, además, escribía alguna partitura para alguien o le decía que tocara diferentes cosas que oía a medida que la música se desarrollaba y se cohesionaba. Era un proceso suelto y, al mismo tiempo, amarrado".
Eso fue lo que logró Miles un 19 de agosto de 1969, cuando se encerró en el estudio de Columbia, en Nueva York, con su productor (Teo Macero), un saxofonista (Wayne Shorter), un clarinetista (Bennie Maupin), tres tecladistas (Joe Zawinul, Chick Corea y Larry Young), un guitarrista (John McLaughlin), dos bajistas (Dave Holland y Harvey Brooks), tres bateristas (Lenny White, Jack DeJohnette y Don Alias) y un percusionista (Jim Riley).
Allí les entregó los bocetos a los músicos, ordenó cerrar las puertas y exigió que se grabara todo. Así sucedió durante tres días. Esas cintas fueron editadas una y otra vez por Miles y Macero, como ingredientes de un collage sonoro. Y de esa forma nació Bitches Brew , en el que la improvisación del jazz se hermana con la furia eléctrica de Jimi Hendrix (que, nada casualmente, en esa época había construido una gran amistad con el trompetista) y que le permitió a Davis extender las fronteras de su música y de su público.
No es un disco fácil, pero vale la pena tenerle paciencia. Hay superposición de tramas, disonancias, ritmos hipnóticos, una pulsión rockera que no da tregua y ese gusto a libertad que deja en los oídos cada nota de la trompeta de Miles, más provocadora, más subversiva que nunca.

CAJITA FELIZ

Esta edición especial hace honor a la importancia de esta obra: tiene dos CD con la grabación original de Bitches Brew más seis bonus tracks, un tercer CD con un concierto nunca editado y grabado en Tanglewood, en 1970; un DVD con un show inédito de 1969, en Copenhague; la réplica exacta del doble LP original, remasterizado por primera vez; un libro de 48 páginas con fotos, reportajes y artículos diversos y, por último, un sobre con memorabilia, que incluye, entre otras cosas, reproducciones de fotos, un póster desplegable y el facsímil de la entrevista a Miles publicada por la Rolling Stone en 1969.
Un material que homenajea el exacto momento en que Miles Davis salió de la encerrona de su carrera sin mirar hacia el pasado, sino inventando el futuro. 

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