sábado, 12 de enero de 2013

Jazz: entrevista con Enrico Rava

Enrico Rava, un corazón italiano que late en porteño

Diario La Nación, Sección Espectáculos, 10 de diciembre de 2007

GENOVA.- "Adoro Buenos Aires. Es mi ciudad preferida." Lo dice en perfecto castellano y con acento porteño, algo que no llamaría la atención si no fuera porque semejante declaración de amor está en boca de Enrico Rava, el músico emblema del jazz italiano, uno de los más originales trompetistas del mundo, pocos días antes de su regreso a la Argentina para protagonizar el Buenos Aires Italian Jazz Festival, que comienza el jueves próximo en el teatro Coliseo.
Por eso no parece casual que lo primero que hizo cuando recibe a LA NACION en su departamento del centro genovés, a una cuadra del mar, es tomar de su poblada biblioteca una flamante edición italiana deLa vuelta al día en ochenta mundos , de Julio Cortázar, de la que muestra, orgulloso, un texto que escribió como presentación para la solapa (tampoco es casual: aquel también es el título de su primer disco solista, de 1972).
Es lógico: Rava estuvo en Buenos Aires en distintos momentos entre 1966 y 1976. Primero llegó porque su esposa de entonces era argentina y los convenció a él y a sus compañeros musicales, el célebre saxofonista Steve Lacy, el contrabajista Johnny Djani y el baterista Louis Moholo, de viajar para tocar durante 15 días.
A lo largo de la charla, surge el recuerdo del departamento de sus suegros, en Callao y Avenida del Libertador, y del que alquiló en Cangallo 1730 (cuando esta calle todavía no era Perón). De cómo costaba reunir los dólares para viajar a Nueva York. Del concierto que brindaron en el Instituto Di Tella y del que quedó el registro en vivo de un disco, The Forest and the Zoo , convertido en uno de los clásicos del free jazz.
Otros recuerdos lo llevan al boliche de los hermanos Cedrón, donde tocó con el cuarteto de Lacy y en el que quedó deslumbrado con Astor Piazzolla. Pero quien vuelve, una y otra vez en el relato de Rava es el Gato Barbieri, el responsable de su debut en el jazz, en 1966, al incluirlo en un quinteto que se presentó durante nueve meses, todas las noches, en un restaurante del Trastevere, en Roma ("fue como haber ido a la universidad", afirma hoy).
Hace rato que este músico nacido en Trieste, hace 68 años, abandonó los rótulos y no sólo se convirtió en uno de los mejores trompetistas europeos, sino que también en responsable de haber descubierto nuevos talentos (como Rosario Bonaccorso y Roberto Gatto) que conforman la nueva oleada del jazz italiano.
"En Italia -sostiene- hay muchos músicos interesantes. Lo que pasa es que en este país hay mercado y entonces ser músico de jazz representa un trabajo que puede rendir. ¿No vio cuántos italianos hay en la última encuesta de la revista Downbeat ? Es un síntoma. Pero lo que falta son músicos que tengan proyectos atractivos."
Rava encuentra diferencias en el jazz europeo. "En Francia, hay una idea musical. Nosotros somos más físicos, y ellos, más intelectuales. Yo me divierto mucho tocando con los músicos italianos, porque tienen más calor, son más rápidos."

DIVERSIÓN

El trompetista muestra su último CD, editado por ECM, The Third Man , a dúo con el pianista Stefano Bollani, una de las jóvenes maravillas del momento (que tocó la semana pasada en Buenos Aires), y que confirma que su veta de compositor, tan fuerte como la de instrumentista, se nutre de referencias cinéfilas y literarias. "Pero esas influencias -admite- las tengo incorporadas. En realidad, mi proyecto soy yo. Tengo un sonido, una manera de tocar en la que me reconozco. Por eso, además, no importa si toco en dúo, trío o quinteto. Siempre prefiero tocar con los músicos que estoy tocando. Todo lo que hago, en realidad, me divierte."
Como hace dos años, esta semana los porteños volverán a apreciar esa capacidad de divertirse sobre el escenario. "Estoy contentísimo de volver a Buenos Aires. El público es muy caliente. Ya lo dijo Keith Richards, de los Rolling Stones. Y en el jazz es igual." 

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